
La hipoacusia súbita, también llamada sordera súbita o sordera brusca, es una pérdida de audición neurosensorial rápida e inesperada que ocurre en un período menor a 72 horas, afectando generalmente a un solo oído. Se define como una reducción de al menos 30 decibelios en tres o más frecuencias auditivas consecutivas. Muchas personas la notan al despertar o durante el día de manera repentina. La intensidad de la pérdida auditiva puede variar desde leve hasta profunda. Con frecuencia, está acompañada de acúfenos (ruidos en el oído) y en algunos casos, mareos o vértigo. Esta condición representa un caso de emergencia médica que requiere evaluación y tratamiento urgentes para mejorar el pronóstico de recuperación auditiva. https://www.nidcd.nih.gov/es/espanol/sordera-subita
Causas de la hipoacusia súbita
La mayoría de los casos de hipoacusia súbita son idiopáticos, lo cual significa que no se identifica una causa clara. Sin embargo, existen varias teorías y factores posibles asociados, entre ellos:
- Infecciones virales como herpes simple, parotiditis, sarampión, rubéola o citomegalovirus que pueden afectar la cóclea o estructuras del oído interno.
- Problemas vasculares que pueden generar una oclusión o isquemia en la microvasculatura del oído interno.
- Traumatismos craneoencefálicos o lesiones en la cabeza que dañan el oído.
- Medicamentos ototóxicos, como ciertos antibióticos (aminoglucósidos), quimioterápicos (cisplatino), diuréticos, que pueden provocar daño auditivo súbito en dosis tóxicas.
- Enfermedades autoinmunitarias que afectan el oído.
- Factores metabólicos, hematológicos y neurológicos.
- Fístula perilinfática provocada por cambios abruptos de presión (como en el buceo).
- En algunos casos, la hipoacusia súbita puede ser un síntoma inicial de trastornos sistémicos o tumoraciones.
Síntomas adicionales
Además de la pérdida auditiva súbita, los pacientes pueden experimentar:
- Acúfenos (sensación de zumbidos o pitidos en el oído).
- Sensación de plenitud en el oído afectado.
- Mareos o vértigo en aproximadamente el 40% de los casos.
- A veces, sensación de presión o dolor leve.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la historia clínica y examen audiológico completo. Se realiza una audiometría para medir la pérdida auditiva. Para descartar otras patologías se pueden ordenar estudios de imagen como tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM), especialmente para descartar tumoraciones o enfermedades retrococleares. La historia clínica debe incluir antecedentes de trauma, infecciones recientes, uso de medicamentos ototóxicos y enfermedades sistémicas.
Tratamiento
El tratamiento debe iniciarse lo antes posible para aumentar la probabilidad de recuperación. En la mayoría de los casos idiopáticos se recomienda:
- Corticosteroides sistémicos (oral o intravenoso) o intratimpánicos para reducir la inflamación y edema en el oído interno.
- Medidas para mejorar la circulación sanguínea en algunos casos.
- Tratamiento específico si se identifica una causa viral, infecciosa o autoinmune.
- En casos de trauma o fístula perilinfática se manejan según la causa específica.
La terapia debe comenzarse idealmente dentro de las primeras dos a tres semanas desde el inicio de los síntomas para mayor eficacia.
Pronóstico y recomendaciones
El pronóstico varía entre pacientes. Aproximadamente la mitad de los pacientes recupera total o parcialmente la audición, sobre todo si el tratamiento inició temprano. Sin embargo, algunos casos no mejoran y pueden quedar con pérdida auditiva permanente. Es fundamental acudir de inmediato a un especialista si se presenta pérdida auditiva súbita, ya que el retraso puede reducir las opciones de tratamiento exitoso.
Recomendaciones para personas afectadas incluyen evitar exposición a ruidos fuertes, controlar enfermedades sistémicas, evitar medicamentos ototóxicos sin prescripción y acudir al especialista para diagnóstico y manejo oportuno.
Causas comunes de la hipoacusia súbita
La hipoacusia súbita puede tener diversas causas, y aunque en muchos casos no se identifica una causa clara (idiopática), existen varios factores bien documentados que pueden desencadenarla:
- Infecciones virales y bacterianas: Son una causa frecuente, especialmente virus como el herpes simple, citomegalovirus, virus varicela-zóster, virus Epstein-Barr, y virus respiratorios. Estas infecciones pueden inflamar el oído interno o dañar el nervio auditivo, provocando pérdida auditiva repentina. La meningitis bacteriana también es una causa conocida.
- Problemas vasculares: El oído interno depende de una microvasculatura muy delicada. Problemas como espasmos, obstrucción o isquemia en estos vasos pueden generar daño inmediato en las células sensoriales del oído. Factores de riesgo incluyen hipertensión, diabetes y aterosclerosis, que pueden agravar la circulación auditiva.
- Traumatismos: Golpes en la cabeza o fracturas en el hueso temporal, así como cambios bruscos de presión (barotrauma) como en el buceo o levantamiento de peso, pueden causar hipoacusia súbita debido a la afectación directa o ruptura de membranas en el oído interno.
- Medicamentos ototóxicos: Algunos fármacos pueden causar daño auditivo agudo, como ciertos antibióticos aminoglucósidos, diuréticos del asa, y quimioterápicos como el cisplatino. Estos medicamentos pueden provocar pérdida auditiva súbita en casos de alta dosis o susceptibilidad aumentada.
- Enfermedades autoinmunitarias y metabólicas: Algunas enfermedades como artritis reumatoide, lupus, diabetes o dislipidemias pueden provocar inflamación o daño vascular en el oído interno, contribuyendo a la hipoacusia súbita.
- Idiopática: En muchos pacientes no se encuentra causa específica, aunque se postulan teorías como infecciones virales subclínicas, procesos autoinmunes o microinfartos vasculares en el oído interno. www.escuchabien.com